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jueves, 12 de enero de 2012

PLAYA DE BOLONIA- PUNTA PALOMA

PLAYA DE BOLONIA - PUNTA PALOMA




Distancia: 19 Km.
Duración: 7 horas
Dificultad: Media-baja (kilometraje)
De interés: duna de Bolonia, Baelo Claudia, duna de Valdevaqueros, caños de Punta Paloma, piscina naturales.
Galería fotografías: Senderismo Punta Paloma
Ruta vía satélite: Playa de Bolonia – Punta Paloma


Espectacular día, espectacular ruta. Las inusitadas temperaturas de este atípico octubre nos llevó la semana pasada a plantearnos una ruta de playa aprovechando el buen tiempo y las desconocidas playas de arena dorada del Parque Natural del Estrecho.

Último día del mes de octubre. 30 grados y aquí nos vemos pegándonos un baño en la playa de Valdevaqueros. Y no somos los únicos. Un poco antes habíamos iniciado la marcha desde la playa de Bolonia y recorrido los 9 Km. que separan una de otra.

Aparcamos los vehículos en una de las bolsas de aparcamiento de la playa de Bolonia junto a la playa y el yacimiento arqueológico de Baelo Claudia (el yacimiento llega hasta la misma playa) Dos, son los lugares de interés de Bolonia: el ya mencionado, yacimiento arqueológico y el monumento natural de la duna de Bolonia. Ambos lugares son espectaculares aunque quizás para el turista o viajero la duna lo sea excepcionalmente. Ya desde la carretera de acceso a la playa se observa una gran lengua de arena de media luna de unos 30 metros de altura y 200 de anchura. La duna, por extraño que parezca avanza tierra adentro, alimentada por el viento de levante que entierra poco a poco los ejemplares de pino piñoneros más cercanos a la duna. Subir a la duna es una de los principales atractivos de los que la visitan.



La ruta de Punta Paloma es habitual iniciarla en la playa de Bolonia ya que desde está existen balizas de señalización de la Junta de Andalucía hasta el poblado de Paloma Baja. Esto nos permitirá realizar un recorrido casi circular, iniciando la marcha por un sendero señalizado por el pinar del Lentiscal hasta Paloma Baja y volver por la playa a Bolonia.

Tras dejar los coches en la bolsa de aparcamiento junto a la playa iniciamos la marcha por la carretera de El Lentiscal de forma paralela a la costa. A medida que caminamos iremos viendo la cantidad de ventas, hostales y chiringuitos que han crecido en torno a un ambiente surfero y bohemio. La carretera se acaba en una rotonda junto a un chiringuito y una bolsa de aparcamiento donde en esta época del año las vacas ocupan su terreno, ese que los coches usurpan cada verano. Tras cruzar por lo que debió ser una puerta de acceso a un cortijo marchamos por un carril camino de un frondoso pinar. En estos primeros compases la arboleda ha desaparecido producto de el uso ganadero de estos terrenos. Al poco llegamos a una primera intersección a la derecha que debemos de obviar y seguir todo recto. De este modo llegamos a las inmediaciones del pinar donde vemos la primera de las balizas. La señalización del sendero es bastante buena, no dando lugar a posibles confusiones y haciendo casi imposible que nos perdamos.

Siguiendo las flechas blancas de las balizas nos iremos adentrando poco a poco en el pinar. El recorrido por el interior del pinar está adaptado a rutas a caballo por lo que será habitual encontrar zonas de amarres junto a descansaderos en sitios estratégicos. Lugares tales como miradores naturales sobre las copas de los pinos o bunkers como el que nos encontramos nada más iniciar la ruta por el interior del pinar. El sendero poco a poco sube, lento pero sube hasta los 62 metros de altura. Desde el interior del pinar, algún que otro claro nos dejará ver lo andado, así como la Sierra de la Plata y la duna de Bolonia. En otro claro veremos un mar de copas de pinos piñoneros donde abundan ejemplares jóvenes producto de repoblaciones cuanto más nos aproximemos a la Sierra de San Bartolomé con los ejemplares más antiguo cercano a la costa.



Dejamos atrás el pinar e iniciamos la marcha por el interior del poblado de Paloma Baja. Es una zona típica donde conviven fincas legales con otras de dudosa legalidad. Al ritmo que bajamos poco a poco a la playa observaremos en el horizonte la ciudad de Tarifa y la costa Africana. Pero antes de llegar a la playa cruzaremos una antigua zona militar con sus instalaciones de artillería, cocinas, y bunkers parcialmente abandonado. Abandonamos el carril del poblado de Paloma Baja para seguir por la carretera de acceso a la zona militar. Una vez fuera, seguimos por la carretera en una zona de pinar durante unos 300 metros hasta encontrar una pequeña cancela abierta junto a un cartel de prohibición (de algo) bajo multa de 601,01€. La cancela da acceso a un carril que baja hasta la playa de Paloma Baja.

Llegado a este punto, si no habéis descansado antes, es un lugar perfecto para pararse unos minutos y disfrutar del paisaje. Playa virgen donde las haya, es fácil perder la mirada viendo la costa la africana, el romper de las olas con las rocas o las curiosas formas de las rocas curtidas por años de erosión de viento de levante y de erosión marina. Os llamará igualmente la atención un bunker sobre el acantilado. Es uno de los muchos que hay repartidos por la costa y que se construyó durante la Guerra Civil.

Una vez aquí tenemos dos opciones: bien seguir por la playa hasta Punta Paloma (sólo si hay bajamar) o bien coger por encima de los acantilados hasta Punta Paloma con la pleamar. Nosotros optamos por lo segundo, por la pleamar y porque en algunos punto incluso con marea baja es imposible andar toda la costa. Si optáis por lo segundo disfrutaréis de unas maravillosas panorámicas de los acantilados que luego a la vuelta podréis conocer desde abajo además de disfrutar de un ecosistema de dunas único en la provincia debido al viento de Levante. Las comunidades vegetales que se desarrollan en este ecosistema tienen que adaptarse a condiciones muy especiales como son la escasa consistencia del suelo, el fuerte viento de Levante y la elevada salinidad producto del mismo viento. Entre las especies más representativas encontramos el enebro costero, especie protegida y en peligro de extinción que abunda en esta zona de acantilados.

Ya en la playa, los últimos metros hasta Punta Paloma lo hacemos por la playa. Playas donde nudistas y amantes de las olas y el viento comparten espacio. Espacios, a veces roto por alguna que otra patera semioculta que nos recuerda tantas otras tragedias, sueños truncados y finales felices. Sólo 14 Km. separa una costa de otras. Menos de lo que nosotros vamos andar.



La duna de Valdevaqueros es menos famosa que la de Bolonia pero igual o más espectacular. Un lugar balcón privilegiado para contemplar el baile de cuerpos y cometas que vuelan sobre el agua. Hace unos años se construyeron vallados de madera con objeto de detener el avance de la duna sobre la ya anteriormente cita carretera militar. Hoy las vallas están ampliamente superadas por la arena y la duna sigue su ritmo de 19 metros por año. Desde lo alto niño y no tan niños no reparan en tirarse duna abajo a estilo croqueta. Eso sí, luego toca subirla.



El día acompaña, mucho calor y no hace viento, condiciones perfectas para tomar un refrescante baño un 31 de octubre. Todo un lujo. Ahora toca volver. Y lo haremos por la costa. Una costa virgen, libre de horrendos desarrollos urbanísticos. ¡Vaya lujo de costa que tenemos! De los acantilados cae agua, agua dulce, son los famosos caños.

El paseo por la costa deparar curiosas sorpresas. Pequeñas calitas inaccesibles. Solitarias. Vírgenes. El sendero sube por los acantilados a la altura del pinar. Nos adentramos momentáneamente por el pinar por un sendero oculto entre pinos piñoneros que constituye toda una sorpresa. De vuelta a la playa llegamos al a zona de las piscinas naturales. Curiosas piscinas naturales formadas por la acción del agua y las rocas.Llegamos así a la playa de Bolonia.

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